Médico Pere Sala, converso de Tortosa – Recuerdos de Blanca

Un nombre que creía le abriría la puerta de la salvación, lo cambiaría por fuera y también por dentro, impregnándose  de costumbres hasta entonces ajenas e impuestas, a las que había que agarrarse fuerte para demostrar ser un excelente cristiano.
Aún así, Pere Sala se mantuvo fiel, de puertas adentro, en su realidad más personal. Seguiría siendo siempre judío y fiel a sus orígenes, a pesar de su condición de nuevo cristiano.
Su oficio de clavario y receptor de moneda en Tortosa, le permitió una vida lo suficiente cómoda para pagarse una buena casa cerca de la catedral, y proveer de estudios a sus hijos. Al primogénito le puso su nombre.
Nadie de nosotros nos podíamos imaginar que Metge Pere, caería acusado de judaizar, en descubrirle libros de siempre, de los que nunca se había querido deshacer y creía protegidos bajo las baldosas y las tinas de vino, en la parte más escondida del bodega.
Nunca supimos quien denunció su secreto. El libro de los profetas, tanto a él como a sus hermanos, los había mantenido en la luz del conocimiento de nuestro pueblo, a pesar del permanente peligro que representaba tenerlo en propiedad.

Recuerdos de Blanca