Recuerdos de la boda – La celebración del compromiso – erussin

Situar aquel recuerdo en el tiempo me resultaba complejo. Sólo me venía el momento, el siempre y el todo. Todos éramos conscientes de nuestro  deber de casarnos para cumplir el primer mandamiento de la Torá. Cuando cumplí dieciocho años adquirí la obligación de la boda con Gentó. Mis padres conocían bien los suyos, con los que compartían una forma similar de ganarse el pan de cada día. Mi padre se dedicaba a trabajar la plata, mientras que el padre de Gentó se dedicaba a cortar pequeños utensilios de cocina con jaspe, los más valorados, los morteros.

Padre no necesitó de la ayuda de ningún intermediario o alcahuete para buscarme esposo. Nuestras familias modestas se conocían de toda la vida, y aquella amistad permitió el entendimiento para contraer el compromiso de la boda.

La primera ceremonia de la alianza del casamiento la celebramos un año antes de la boda, con la ceremonia del compromiso, los esponsales. Me gustaba decirle por su nombre hebreo, erussin. Ese día, el padre de Gentó prometió que «haría hacer esponsales y dar el vamos apelado en abraych quiddocin y hacer bodas en un año».

Los esponsales habían sido pactadas por nuestros padres unos años antes, cuando tanto Gentó como yo éramos niños. Qué gran e importante momento cuando Gentó me puso el anillo como señal de que me tomaba como esposa, mientras pronunciaba las palabras de compromiso: «Con este anillo me eres consagrada, conforme a la Ley de Moisés y de Israel.

Seguiría la entrega del contrato matrimonial, la quetubá, donde se acordaba la dote que recibía del padre, la nedunya, y todo lo que Gentó tenía que aportar en dinero, el mohar, y en bienes inmuebles, matanà leus

Seguirían los capítulos matrimoniales, Tenaim, para dejar claro cómo se resolverían las cuestiones económicas si Gentó o yo mueríamos y no había descendencia. Y después de referir la formalidad de la adquisición del acta, realizaríamos el documento de Xetar aharayut, con lo que Gentó se comprometía a devolver la dote a nuestra familia en caso de que yo muriera sin descendencia.

En la ceremonia de los esponsales escogimos a Josué y Jacob como testigos. Así quedaba sellada nuestra unión. Guardaríamos los documentos en caja cerrada con llave, como el tesoro más preciado.

Ante aquel día en el que celebramos erussim, el día del compromiso, quedaba todo un año de preparativos para nissuin, la boda.

«Pensamientos de Blanca»

PRÓXIMAS REPRESENTACIONES:

Sábado 17 de septiembre a las 10.30 h – Barrio Judío de Tarragona

Sábado 17 de septiembre y 1 de octubre a las 20.00 h – Barrio Judío de Tortosa

Sábado 8 de octubre a las 19.00 h – Barrio Judío de Falset

Teléfono de información y reservas: 698080050