Celebrando Sucot, la Fiesta de los Tabernáculos – Pensamientos de Blanca

Quedaban atrás los días de silencio, en los que habíamos callado nuestros labios para escuchar la voz interior y hacer limpieza de todas aquellas pequeñas culpas que pesaban sobre nuestro espíritu. Muchos de nosotros habíamos pedido perdón y hecho las paces, a veces sólo con un gesto de arrepentimiento que invitaba a la otra persona a liberarnos del malestar de errores cometidos durante el año anterior. Iom Kipur quedaba atrás.

Cinco días después, el día 15 de Tixrí, celebraríamos Sucot, la fiesta que invitaba a la alegría, fruto de un espíritu sereno y en paz. Todos teníamos presente en ese día el sentido más profundo de la fiesta. Aprendíamos el mensaje de la liberación del pueblo de Israel, de Egipto. Un pueblo sin casa que se mantendría firme gracias a la fuerza del interno.

Era el tiempo de la cosecha del grano y de la vendimia. Celebrábamos la generosidad de la tierra vistiendo las mesas de uva y de granadas.

Siempre manteníamos vivo el mensaje de la alegría y la confianza como camino para servir al Creador. En el patio de la casa construíamos nuestra propia cabaña, siempre confortable y acogedora, para la celebración de Sucot. Decoràbamos las telas que servían de pared con pequeñas ramitas de olivo, y diversas flores que habíamos secado durante la primavera y el verano,y que aún conservaban parte de su color y olor codiciadas por el sol y la serena.

«Pensamientos de Blanca»