Aquella tarde canté con todas mis fuerzas, y justo al otro lado del portal…
/Comentarios desactivados/en La Juderia de Tortosa /por La Jueva«Desde la ventana de mi habitación observaba más allá de las casas y las azoteas de aquella Roma que años antes nos había acogido. Los bordados de la cortina contrastaban con el azul de un cielo sereno. De pronto, con las manos en el corazón, sentí un inmenso deseo de volver a casa. Quería saborear el cercano recuerdo de nuestra gente, el tacto de la piedra de muros y casas, la mirada de madre y sus sabios consejos.
Canté con todas mis fuerzas y… justo al otro lado de aquel misterioso portal, hombres y mujeres ataviados de extrañas vestimentas me miraban fijamente. En pocos instantes supe que aquellas buenas almas me acompañarían en mi caminar por las calles y plazas de la judería de Tortosa.»
Bonitos recuerdos de la vuelta a casa de ayer. 10 de agosto de 2019. Gracias por hacerlo posible
-
Visitas programadas: todos los sábados de agosto a las 19:30h. Punto de encuentro: Pl. Immaculada. Precio 15 euros. Niños de 6 a 12 años: 6 euros Es necesario reservar previamente al teléfono: 698 080 050
-
Foto: Chloe Serruya
Médico Pere Sala, converso de Tortosa – Recuerdos de Blanca
/Comentarios desactivados/en Conoce Tortosa, La Juderia de Tortosa /por La JuevaUn nombre que creía le abriría la puerta de la salvación, lo cambiaría por fuera y también por dentro, impregnándose de costumbres hasta entonces ajenas e impuestas, a las que había que agarrarse fuerte para demostrar ser un excelente cristiano.
Aún así, Pere Sala se mantuvo fiel, de puertas adentro, en su realidad más personal. Seguiría siendo siempre judío y fiel a sus orígenes, a pesar de su condición de nuevo cristiano.
Su oficio de clavario y receptor de moneda en Tortosa, le permitió una vida lo suficiente cómoda para pagarse una buena casa cerca de la catedral, y proveer de estudios a sus hijos. Al primogénito le puso su nombre.
Nadie de nosotros nos podíamos imaginar que Metge Pere, caería acusado de judaizar, en descubrirle libros de siempre, de los que nunca se había querido deshacer y creía protegidos bajo las baldosas y las tinas de vino, en la parte más escondida del bodega.
Nunca supimos quien denunció su secreto. El libro de los profetas, tanto a él como a sus hermanos, los había mantenido en la luz del conocimiento de nuestro pueblo, a pesar del permanente peligro que representaba tenerlo en propiedad.
Recuerdos de Blanca