Padre, a pesar de que tenia que hacer verdaderos esfuerzos para llevar dinero a casa, con su negocio del coral, siempre encontraba un poquito de tiempo cada dia para sus enseñanzas mediante sus relatos. Aquella tarde de frío invernal, al volver de la sinagoga, nos empezó a hablar de un hombre que había vivido en Tortosa hacía más de quinientos años, al que mucha gente del «call» de Tortosa recordaba como el gran defensor del hebreo , que escribiría la primera gramática hebrea de todos los tiempos, Menahem ben Saruq.
De joven, llevado por el afán de aprender y dedicarse a la lengua madre, se desplazaría a Córdoba buscando el mecenas que le permitiera dedicarse a sus grandes pasiones, el estudio de la lengua hebrea y la poesía .
Allá conseguiría trabajar como secretario al servicio de Isaac ben Hasday, padre del gran Hasday ibn Shaprut, médico del califa Abderraman III. Fue Hasday ibn Shaprut, quien le encargó un estudio profundo de la lengua hebrea. Así, Menahem, despuéss de mucho tiempo de trabajo, elaboró un diccionario de raíces hebreas a partir de las Escrituras Sagradas, que tomaría el nombre de Mahbéret. Su obra, a diferencia de otras gramáticas anteriores, sería escrita exclusivamente en hebreo.
Influenciado por las gramáticas Árabes que en su tiempo se escribían, escribió el Mahbéret con la voluntad de que nuestro pueblo, nos decía el padre con voz casi solemne, recuperara el sentido exacto de las raíces de la lengua hebrea tal como aparecía en la Biblia.
Su forma de pensar se ganó muchos enemigos, en especial, el gramático Dunash. Con el tiempo perdería la protección de Hasday ibn Shaprut, y finalmente fue encarcelado.
Sin embargo, el Mahbéret de Menahem ben Saruq fue durante cientos de años nuestra fuente principal del saber filosófico y para la comprensión de la Torá¡