«Las idas y venidas a Falset, acompañando a Gentó para asistir a los encuentros de mercaderes, me permitia reencontrarme con mi querida prima Astruga. Solía ir una vez al año, por primavera, aprovechando la bonanza del tiempo .
Astruga, siempre nos esperaba en el portal dels Ferrers con el càntaro de agua y una buena rebanada de pan para reponernos del viaje. La calle de Dalt solía desprender olores de romero, plantados en los patios de las casas. La plaza de la Quartera nos era punto de encuentro para hacernos con verduras, frutas y hierbecitas para cocinar.
La calle de la fuente, los gritos del aguadero, animando a las jóvenes a hacerse con aquella agua que según él decía, todo lo curaba, incluso el mal de amor.
La jornada de camino de ida nos resultaba placentera, llevados por la ilusión de volver al Condado de Prades, por el camino de Tortosa a Tarragona. Gentó, después de pocos días, habría conseguido galena a buen precio y de la mejor calidad»